Entre todas las formas de desigualdad que existen en la sociedad, se encuentra la desigualdad ambiental, que supone un problema frecuentemente olvidado pero con terribles consecuencias.

Se conoce como desigualdad ambiental a las diferencias sociales relacionadas con la exposición a los riesgos y peligros del medio ambiente. Si bien está relacionado con el entorno que nos rodea, se trata de un problema que depende de cuestiones políticas y económicas, y está profundamente enraizado en los sistemas sociales. Además, se trata de un tipo de desigualdad que desencadena otro tipo de desigualdades.

Origen del término desigualdad ambiental y ejemplos

El concepto de desigualdad ambiental surge a finales de los años 70 y principios de los 80, de la mano de activistas, miembros de los gobiernos e investigadores con el fin de explicar la relación entre las desigualdades sociales y el daño al medio ambiente.

Para comprender este concepto, nos pueden servir como ejemplos grandes ciudades muy industrializadas, zonas cercanas a vertederos donde se instalan personas que sufren estas desigualdades, o zonas de riesgo ambiental como minas de carbón. Ejemplo de ello son los trabajadores de estas minas, que normalmente tienen su residencia cerca de ellas con la desigualdad ambiental que ello conlleva.

Otro ejemplo de ello en Europa son las zonas con plantaciones o granjas donde se usan gran cantidad de pesticidas. Normalmente las personas que viven en las inmediaciones de estas explotaciones viven en graves condiciones de pobreza y desigualdad ambiental.

Desafortunadamente, puede que se haya producido incluso un retroceso en la conciencia colectiva en este aspecto, e incluso un olvido por parte de las autoridades y gobiernos, aumentando aún más la brecha social. Como única respuesta al problema, es necesario que todos los agentes sociales, también tú y yo, cojamos conciencia acerca de esto, y que el cuidado del medio ambiente pase a ser una prioridad en las agendas.